Auténtica Tarta de zanahoria, rica, sana y dietética |
Estos días, por circunstancias, tengo más tiempo para poder preparar ricas recetas. Y la que os traigo hoy, realmente, puedo decir que ha salido de muerte. Y lo mejor, como siempre, es que no le he puesto nada de azúcar ni harinas refinadas, por lo que yo y los míos hemos podido disfrutar el doble con esta rica tarta. Ha sido mi desayuno por un par de días y repetiré, porque me he quedado con ganas de más.
Las medidas os la doy con el vaso de yogur y con cucharadas, ya que no tengo todavía una báscula de cocina en condiciones, así que tengo que improvisar como puedo.
Sin más, os pongo la recetita, paso a paso, para que disfrutéis también quien se atreva con ella.
Ingredientes para la tarta:
- 1 yogur natural sin azúcar
- 1 vaso y medio de yogur de harina de arroz
- 3 cucharadas de maicena
- 2 cucharaditas de levadura química
- 3 huevos
- 2 cucharadas de stevia
- 1 chorreón de aceite de oliva
- 4 zanahorias crudas ralladas
- El zumo de 1 naranja.
Ingredientes para el frosting:
- 75 g. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 4 cucharaditas de Stevia
- 200 g. de queso tipo philadelphia
- 1 cucharadita de vainilla en polvo (no azucarada)
Primero hacemos la tarta. Mezclamos las harinas, la levadura y el edulcorante. Hacemos la mezcla de líquidos, los huevos, aceite, zumo de naranja y el yogur.
Se vierten los líquidos en las harinas y se remueve muy bien. Si es necesario utilizar la batidora para que la mezcla quede homogénea.
Se añaden las zanahorias ralladas. Yo las rallé en escamitas no muy pequeñas. Una vez hecha la tarta apenas se aprecian los trozos y le da una consistencia muy jugosa.
Se engrasa un molde con mantequilla y se vierte la mezcla.
Con el horno precalentado a 170 ºC con calor arriba y abajo y ventilador, se deja hornear unos 35 minutos. Si no tienes horno con ventilador, posiblemente lo tengas que dejar un poquito más. Ya sabéis, el truco infalible de meter un palito en el centro y ver como sale es el mejor indicador para saber si nuestra tarta o bizcocho está ya listo.
Mientras podemos hacer el frosting o la cobertura que vamos a usar. Para ello, con una batidora de varilla mezclamos el queso con la mantequilla hasta que quede sin grumos y bien incorporadas. Se añade la vainilla y el edulcorante y se sigue mezclando hasta conseguir una mezcla bien integrada.
Si esta cobertura se hace con azúcar glas queda con más consistencia, pero en nuestro caso queda con la densidad justa para poder cubrir la tarta, aunque no para hacer grandes florituras con la manga pastelera (que era mi intención).
La mezcla se reserva en el frigorífico hasta que el bizcocho esté totalmente frío. De esta manera será más fácil manejar el frosting y tendrá más "cuerpo".
Y ya, con más o menos gracia dependiendo de la habilidad de cada uno, se va poniendo el frosting encima de la tarta. Yo, como aún tengo que aprender mucho de decoración de tartas, me limité a repartirlo bien por la superficie. Además, le puse ralladura de zanahoria y un poco de comino por encima... Mmmmmmm, riquísima la combinación de la especia con el dulce.
Y, de esta manera, pude disfrutar de un desayuno riquísimo.
Espero que os haya gustado esta nueva propuesta.
Ya sabéis, cuidaos... naturalmente.
Madre mía! que pintaza!!
ResponderEliminarGracias por la receta.
De nada, ya verás que rica.
Eliminar¡Uhmmm! Buena pinta sí que tiene, y eso que a mí la verdura no hay manera.
ResponderEliminarVoy a proponérselo a mi Sonia a ver qué me dice :-)
Alejandro, la zanahoria no se nota nada de nada, te lo prometo. Anímate a probarla y me cuentas. Un saludo!
Eliminar