Hacía tiempo que no me ponía manos a la obra a hacer alguna recetilla de repostería. Y es que, últimamente, no doy abasto con los panes para consumo propio y con los que me encargan, por lo que tengo poco tiempo para investigar recetillas nuevas.
Tenía en casa unas manzanas que no se comían y, conforme se iban pasando y poniéndose más blandas, menos se iban a comer, así que me puse a buscar que hacer con ellas.
Una de las recetas que mas se consultan en mi blog es la del bizcocho vegano. Además, cada vez más gente me consulta sobre recetas para alérgicos al huevo, intolerantes a la lactosa... así que he preferido hacer una tarta con estas características.
Navegando por internet he descubierto un blog que me ha encantado. Se llama "Más allá del gluten" y de ahí he sacado esta rica receta, aunque yo haya modificado un poco el aspecto. Me considero fan número uno de la quinoa (o quinua), así que cualquier receta que la contenga voy a intentar hacerla.
Ingredientes:
Para la base:
- 1 taza de quinoa cocida
- 1 plátano muy maduro (o 2 si son pequeños)
- 1 taza de harina de arroz
Para el relleno:
- 5 manzanas
- 7 cucharadas de jarabe de agave (o del endulzante elegido)
- Canela al gusto
Lo primero que haremos es cocer la quinoa. Para ello, primero, hay que lavarla muy bien. La manera correcta es hacerlo bajo el grifo, ya que el grano de quinoa tiene una toxina llamada saponina (como jabón), que solo se desprende cuando se lava bajo el grifo, no sumergiéndola. Después, se cuece en el doble de agua que de quinua, con una pizca de sal, hasta que el grano se abra o el agua se absorba (unos 15 o 20 minutos). Se reserva.
Mientras se enfría la quinua, se pelan las manzanas y se cortan en daditos pequeños. Se ponen en un bol con canela y el endulzante, en mi caso el jarabe de agave. Se mueve bien para que todos los trozos se endulcen y tomen la canela.
Para la base, se mezcla en una trituradora la quinua y el plátano, y se hace una pasta. En una superficie lisa, se esparce una capa gruesa de harina, se vuelca la mezcla anterior en ella y se le va incorporando poco a poco más harina encima, hasta intentar hacer una masa que sea manejable. Esto llevará unos minutos moviendo la mezcla y añadiendo harina, hasta lograr hacer una masa que no se pegue. Se estira con cuidado con un rodillo, dándole la forma del molde que tengamos, en mi caso redonda. Cuando la tengamos lista, la ponemos en el molde, previamente engrasado o enharinado, como prefieras, y la acomodamos con los dedos en el molde. Recortamos la masa sobrante para darle bonita forma.
Rellenamos con la mezcla de manzanas, Para terminar, corté algunas manzanas en gajos para decorar la tarta un poco y le puse un poco de jarabe extra por arriba para que tomara color y brillo.
Con el horno precalentado a 180ºC, a un cuarto de altura de la base, con calor arriba y abajo, se mete la tarta a hornear durante 30 minutos (dependiendo del horno puede estar lista antes).
Cuando esté lista, se saca del horno y se deja enfriar antes de desmoldar, ya que es una tarea complicada porque la base se puede romper.
El resultado me ha encantado. La base no tenía nada de dulzor, pero para mi gusto no la necesitaba, ya que la mezcla se ha encargado de darle el punto necesario. Por tanto, ha quedado una tarta bastante ligera y muy sana.
¿Os animáis a hacerla?